jueves, 2 de abril de 2009

Hail Victory!


El brazo derecho levantado,
la mano y los dedos en su totalidad estirados
dirigiendo el completo ser
al estrado más alto, seductor de la masa.
Resuena en la militancia
trompetas y tambores repetitivos,
son cantos cívicos iniciadores de la matanza.
Las siluetas uniformes son alumbradas
por luciérnagas en forma de cruz esvástiga gamada.
El viaje nos emite a las calles de la Edad medieval
custodiadas por feudos armados militarizados.
Las banderas con la insignia
adornan las casas del paisaje propagandístico,
si tan sólo significara otra cosa...

Sus mentes tan correctamente organizadas,
igual que los compamentos de la juventud venidera,
tan bella y a la vez tan convencida e influida
por la enfermedad ajena.

Trabajaron tanto para hacer del mundo una posguerra.

De la realidad creada, tan bella antes los ojos de afuera,
se me antoja su pan,
su vitalidad y virileza.

En las calles marchan los orígenes,
ahora son piezas artesanales de colección,
son recuerdos fabricados en serie
para el turismo de los extranjeros
y orgullo inefable de los nacionales.

Se sabe que son realidades irreales
porque se nota la felicidad
que nunca alcanzará la humanidad,
se siente el sentido de pertenencia
obediencia
fiel y sin dudar,
se ven las líneas simétricas
formadas por figuras amorfas,
casi nacidas por generación espontánea:
son las pilas de la voluntad fortificada
después de que "el pueblo"
entendió la grandeza del sistema:
"Cuando Tú actuas, la NACIÓN actua".

Verdad, salud, trabajo, nación, líder, paz, libertad,
entusiasmo, pueblo, banderas, Darré, Frank, Hitler...

...seguiremos enfermos de progreso...
sin salir de las fronteras.

Cantan, se escuchan los coros hipnotizantes
desde el asento de los idiomas
entonados uniformemente,
es la sensación y realización
de la fraternidad incorruptible.

You´re not dead!
You live in Germany!...
Éste es el poder de Dios en cada hombre,
en áquel cuyos gritos no sólo regañan a sus sirvientes,
también los seduce.
El fanatismo empezó ahí,
no con una canción, sino con el poder de la palabra.
Además de las armas y la sangre fija,
las palabras también demostraron su capacidad de hacer:
el más fuerte, sútil, justificado y bello poder.

Fue el bienestar de esos hombres, jóvenes y niños
lo que les hacían unirse al exterminio y
depresión universal.
El éxtasis de la idea de trascendencia
colectiva
tiene los peligros de la felicidad y la paz,
ante los somníferos de la alegría
no alcanzamos la invulnerabilidad.

El único gusto que puedo dar a un triunfo de voluntad
colectiva
es quedarme dormida...

3 comentarios:

Eduardo Garagarza dijo...

Poder: a eso se reduce todo en este mundo. Hitler ganó todo y perdió todo por eso. Un día despiertas y te das cuenta que hay algo dentro de ti que te pide más y más, más control y menos tolerancia.

Enfocar el poder es difícil pero es la avance para poder avanzar. No lo niego, muchas veces se necesita un líder para lograr que la gente avance y el poder en su más pura expresión puede ser funcional.

¿Tú como lo tomarías? Imagina que un hombre con una retórica capaz de mover a una nación se te acercara para pedirte ayuda, no es fácil decir que no y menos cuando puedes llenar todos tus sentidos con el poder que emana este líder.

Piénsalo y cuando quieras sabes que estás dentro de mis planes de conquista mundial. La secretaría de educación es tuya.

Zéla dijo...

"Recuerdo perfectamente que en una serie de libros acerca de la Segunda Guerra Mundial, observé loa métodos propagandísticos nazis, y me quede helada. En el cartel se observaba a Hitler (por quien siento gran curiosidad como sujeto), y a dos niños que le daban la mano joviales. Debajo de la imagen rezaba la leyenda:

-Te amo como a mi padre y a mi madre.
- Te respeto como a mi padre y a mi madre.
- Te obedeceré como a mi padre y a mi madre.

(Palabras más, palabras menos. Pero eso era lo que decía aquel cartel pro nazi)

Beto Dreizehn dijo...

No duermas, que ya viene el canto de libertad, de alegría, de lealtad... Disciplina y fidelidad... El titubeo no tiene cabida, cuando la filosofía es más... Y es el estigma sobre el hombre es lo que hace malo al nombre... Siembra la tierra con sangre y odio cosecharás... Sin embargo, no dejes de sembrar... Tan sanguinario, tan libidinoso, tan masculino... Tan tuyo, tan mío... Somos uno cuando te miro y escucho tus gritos, tu fuerza, tu energía... No claudiques por temor a no ser entendido... Seduce, atrapa...