domingo, 17 de junio de 2007

Episodio depresivo mayor



-¿Mojigatona?-
A Albert Knox, el que podría donar un riñón
pero no para mí.



Qué difícil es levantarse.

Incierto pero posible, al fin, alguien que me agarra la medida: saudade. No por esto termina la búsqueda suave y reprimida. Encontre el malestar pero no la cura. He hecho florecer la enfermedad porque dicen que asi se encuentra la cura, ni que pensar de la utilidad.Más aun no sé si querré curarme, traigo conmigo un placer de amargura. La saudade no tiene las palabras de consuelo ni es la borona para calmar el espanto. Con la saudade como hallazgo clave ahora me doy cuenta que las palabras llegan a ser débiles cuando el despojo de un bien aqueja y se piensa aún puede tenerse, más lo único que nos queda es "echar de menos".
Sufrir un deleite de ensimismamiento ante el ensamble quebrantado de la ausencia de cosas o personas que nos contentaban, de la capacidad de reflexión de ya no tenerlos en el presente, el dolor que siente el ánimo por la soledad de lo ausente. Los pincelazos que traza la imaginación de su pasada presencia y sus encantadoras cualidades. Los deseos y de nuevo el dolor por impedir verlos. Y esto me hace creer y muchas veces verme realizada a la imagen de "no merecer ser feliz".

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