El camino fue callado. El final contorno de los ojos con el decaimiento de los cachetes va coordinado. De nuevo sufro una causa real. Ha pasado poco menos de dos veces. Segunda vez.
Sí no me he hecho daño con esso de tener la sensación del dolor físico en carne viva es porque el miedo y el pensamiento me han mantenido lenta y preventiva. Ésta vez no pienso en mí porque fui yo la que hizo el daño.
Mala hija. Siendo engendro bien cocebido, bien deseado, bien hecho, bien lograda. ¿Con qué desobedeces? A toda hora que no llegó a la hora. El tiempo corriendo y uno tan lento y sigilosamente ingenuo facilitándose la vida desobedeciendo.¿ En qué instante falte al respeto? En la hora de la desobedencia...¿y las obligaciones? La balanza se desbalanceo. No recuerdo mis justificaciones ni defensa ni memoria, por esso no hablo. Sólo tengo el papel y la tinta que "no mancha". Me conozco y mi castigo es volver a morir en vida pero no sin antes saber amar (en y a la soledad). Ya puedo oler la distancia, sus manos cocinando para mí. Es exquisita, digo, tiene que serlo. Y no será mala porque con ella no hay límites: me dejará subir a la azotea para empezar a maldibujar calles con sus faroles extintos y sus rincones alumbrados por un mínimo de lucidez. Ya trazados, voy a educar mis oídos de acuerdo a los sonidos desconocidos alrededor de la distancia y escuchar y escuchar hasta imaginar nadas y con ellas construir una isla con paredes que me permitan recargar los ojos y oídos en ellas y observar el mundo de afuera, no el mío.
Los libros harán mi mente indomable, los gatos tomarán conciencia a su conveniencia, sabrán mis secretos maniqueístas y los intermedios, definitivos o indefinidos también. Y sé no los dirán porque nunca gobernarán, porque como yo no hablan ni lo harán.
Hay razón-no hay nada mejor que casa-muere y deja vivir. Algún día ya no desperdiciaré más tiempo. No sé como se haga esso por lo mientras mis fobias se volvieron la noche en la calle, rendir cuentas discutiendo, follar, proyectar sentimientos protagonizando malas escenas dramáticas. Del suelo no pasaré: aquí no ha pasado nada.
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