Mañana Natividad y sigues posicionado en que tengo miedo. Peor aún el miedo que te toca tener hacía mí, por mí y no por el error aún pendiente. No te he preguntado; lo hago después de sacudirme el polvo de la cara, las telarañas sin araña del cuerpo y cabello y las espinas hierbosas de la ropa; el agua me limpió en la madrugada. Ahora pregunto ¿a qué regresamos? ¿sigues queriéndome como antes de que pasara el silencio? Sólo faltas tú. Tu respuesta, tu demostración. En una noche pueblerina, turbia y de copas avisé que me casaría
tan pronta, tan mansita, tan equívoca.
en el cumpleaños de mi comprometido. Que viviría con vos en la calle que lleva mi nombre. Todos lo creyeron, menos yo. Pregunté tu paradero, te habían visto hace menos del mes. ¿Qué tanto me fui de ti? Yo cumplo casi la tercia añeja de no celebrar tu encontrar. Y ella, ¿menos del mes? No seré obsesiva, sí ese es tu miedo. Si me dejas, nos veremos. Después sólo soledad. ¿Qué es éste insomnio? Explícame. ¿Aún enamorada o más encaprichada? Tu me lo pediste, no interrumpiré en tu vida posterior. Sin mí estarás como siempre te conservaste.
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