domingo, 29 de julio de 2007

Ternura

Limpiándose en la cama desatendida, recuesto mi cuerpo en el colchón y el resto, mi cabeza, la acurruco junto a su pelambre estomacal. Levanto de esse lugar la cabeza para apreciarla desde arriba, sigue lambiéndose esse pelambre que quisiera para mis extremidades en invierno con frío. Es hermosa. Me doy a la imaginación de verla como humano y no como belleza de la naturaleza. Sigue necia en detener la lengua rasposa y espesa rozando arduamente el pelo con líneas más irregulares y peculiares que simétricas. A pesar de su vanidad e higiene obsesiva la siento mi amante; me baña de vez en cuando a mi también, me consiente y confunde mi pelambre de piel lisa y salada con su pelambre inoloro y coloro. A pesar de su vanidad soporta mis nocturnos con Luna. Ella deja por momentos su actividad impecable para mirarme, se levanta no sin antes ejercitarse con movimientos yoga ya de nacimiento, va hacia donde yo y repliega su cuerpecito frágil en mi espalda, como palmadas de un amigo que forma un agradecimiento o un beso, consuelo y compañia, la mejor, porque no dice nada absurdo sólo para hacerme sentir mejor sino sólo comparte lo que mejor sabe y le gusta hacer: bañarse.

1 comentario:

Zéla dijo...

"Veecman: Me fascinó tal sutileza que embriaga la garganta, y te deja un sentir, delicado, tenue, pero vigoroso en concepto. ¡Espero, de ahora en adelante aguardaré a que lo quieras buscar... yo no creo que el don de la pluma llegue a ti -al menos no a quien la ve como una amiga y no una musa de ocasión-. Así que junto con tantos seres sin rostro que aún no conoces, aguardaremos a que vuelvas a colaborar con tu amiga."